yage

“Tomar Yage, un encuentro consigo mismo con la naturaleza y con el cosmos”



SIEC. Actualidad Étnica, Bogotá, 11/04/2008. Son las diez de la noche de un frío sábado, la brisa es apenas cálida; el presagio de una noche y una experiencia maravillosa se vuelve expectante. Un grupo de personas indígenas y no indígenas nos reunimos en algún lugar del Sur de Bogotá para una toma de Yage: uno de los más grandiosos y bellos rituales de la Medicina tradicional y de la cultura del Ambi Uaska (cultura del yage). La Palabra fue la primer invitada de honor, ¡cómo no había de serlo!, si ella es el principio por excelencia de los pueblos indígenas.



Los indígenas “han caminado la palabra”, como dicen ellos, por miles de años, han hecho uso de ella dándole el verdadero valor; la palabra ha sido el principal mecanismo de resistencia y pervivencia. Manuel Rozental del Tejido de Comunicación ACIN define la palabra como una criatura viva: “la palabra es una criatura viva que tiene su propia vida y hace su camino sembrándose en la conciencia de la gente. Su rebeldía suprema consiste en que no tiene ni puede tener por naturaleza propietarios”.



La noche de nuestra historia, la palabra brotó como torrentes de agua pura para indicarnos el camino. La palabra brotó de dentro del Taita Víctor Jacanamijoy; pausada y misteriosa emergió la palabra para indicarnos el camino de la sabiduría, del silencio, del amor, de la paz; surgió la palabra para indicarnos el reencuentro con nosotros mismos, con la naturaleza y con el cosmos. Claro que todo depende de ti, si hay disposición para hacerlo y dejarte abrazar por los encantos de la naturaleza.



La toma de yage es un acto de sencillez, advirtió el taita Víctor al indicarnos tres requisitos indispensables para que el yage se tome nuestras vidas: voluntad, paciencia y constancia; “sí, esto es un acto de voluntad, paciencia, constancia como enseñan los abuelos y la achala mama-mama alpa -la tierra". El Taita Víctor es del pueblo Inga y ha dirigido tomas de yage por mucho tiempo. El yage proviene de la cultura milenaria del Ambi Uaska, sus máximos defensores y exponentes han sido los pueblos indígenas. Este ritual lo practican en Colombia, particularmente, los pueblos de la Amazonía: ingas, sionas, kofanes, kamentza y koreguaje.



Todo comenzó, el nuevo comienzo



Son las 11 de la noche, el alma de la naturaleza estaba lista para regocijarnos en un encuentro maravilloso e inolvidable. Quienes asistíamos por primera vez expusimos nuestras expectativas y nuestra disposición de hacerlo -es preciso reconocer, sin embargo, que sí experimentamos ciertos temores, por lo menos un nerviosismo furtivo que producen las primeras experiencias novedosas-. Las personas que ya habían realizado esta experiencia nos alentaban a vivirla y disfrutar de este encuentro personal con la naturaleza y el cosmos.



Minutos después de las 11y 30 llegó el momento tan anhelado: tomamos yage y él se tomó nuestras vidas o por lo menos la vida de quien narra esta crónica. Luego de la primera toma reina un silencio profundo, ahora hay que esperar el efecto esperado. Físicamente los efectos del yage son vomito y diarrea, pero entre más tiempo logres que el yage permanezca en tu organismo mayor será la limpieza que te produce.



Sin embargo cada toma es distinta, tú no sientes lo mismo que experimenta tu compañero por eso es preciso guardar prudencia mientras tengas que contar al otro día. El ritual esta armonizado por sahumerios constantes; “es que debemos ahuyentar las malas influencias o energías negativas”, dijo doña Rosa Helena Jacanamijoy, esposa del taita Víctor. Por eso siempre vas a encontrar un ambiente agradable; el fuego siempre estará encendido para armonizar la noche, para protegerte del frío y para recordarte que la vida es integral.



La vida “es integral –dice el Taita Víctor- porque no solo los seres humanos tienen vida, también los animalitos, las plantas y todos los organismos que hacen parte del universo”. Efectivamente el yage te hace recordar que tú eres parte de esa naturaleza, de esa integralidad cósmica; que debes amar y respetar esa naturaleza, esa vida que la Creación te dio, que sin elevar tu ego eres una persona valiosa y maravillosa ¡cómo vas a valorar al otro si no eres capaz de valorarte tú!



Por eso el acto del yage se convierte en un acto sencillo y extraordinario; te recuerda las cosas que tú ya sabes, pero que se te han olvidado por los desmedidos afanes que llevas. “La vida es corta, pero tendrás el tiempo indispensable par realizar tus sueños -nos recuerda el taita Víctor- el yage te hará la vida agradable, te indicará el camino, eso sí, sin forzar la marcha, porque también depende de ti si atiendes el llamado de la naturaleza”. “Pare tu desmedida carrera que de la premura no queda sino el hastió”, te dice tu voz interior a medida que empiezas a chumarte. La chumada es en lenguaje de los bebedores embriagarse o emborracharse, “pero esta es una borrachera que no te hace daño y te cura, mientras que con licor amaneces enfermo y seguirás sin curarte” nos dice doña Rosa Helena.



El tiempo transcurre en medio de una tranquilidad asombrosa que tú empiezas a sentir. Una hora después de la toma algunas personas han vomitado o han ido al baño en alguna ocasión, sin embargo la mayoría permanecemos absortos en un silencio magnifico. Los sahumerios continúan y el taita Víctor de vez en cuando ameniza la noche con sus cantos y danzas tradicionales.



La cultura del Ambi Uaska



Todo comenzó hace miles y miles de años, el hombre y la naturaleza mantenían una relación intima y fraternal. Las pocas enfermedades que se presentaban se curaban con el alma de las plantas y los rezos de los abuelos. De esa reciprocidad entre vida, cosmos, naturaleza y hombre viene la cultura del yage; planta sagrada que redime el espíritu y cura enfermedades. Las culturas indígenas son sus promotoras; muchos taitas conciben la toma del Yage como un encuentro consigo mismo con la naturaleza y con el cosmos.



Los Taitas, Chamanes, sabios o autoridades indígenas que realizan y dirigen este ritual “deben hacerlo con mucha responsabilidad”, advierte el Taita Víctor Jacanamijoy. “La responsabilidad implica autoridad, convicción y vocación así lo explicó a Actualidad Étnica Antonio Torres, gobernador del Cabildo Muisca de Suba; ellos, los chamanes, nacen con ese don, los dones no se encuentran en los libros, sino que es una convicción propia de ellos, además eso lo heredan de sus familias y abuelos que han tomado yage y han curado enfermedades toda su vida”.



Antonio le debe su tranquilidad y su salud a la cultura del Ambi Uaska, que encierra el yage y todas las plantas sagradas, los rezos y las formas de medicina tradicional. “A mi me iban a operar; ya estaba lista la intervención quirúrgica cuando se me ocurrió llamar al taita Víctor y él me dijo que me curaba.



“Conozco a Víctor hace unos ocho o diez años. Conozco el trabajo de él; yo tenía una enfermedad: cálculos en la vesícula, fui donde el taita y con su medicina tradicional me curó. Luego estuve en los exámenes, radiografías y todas esas cosas y ya no tenía nada, de ahí para acá no me ha vuelto a molestar nada, me salve de la operación.



“También con el asunto del corazón él me ha ayudado mucho a destaparme las venas porque a mi me trató de dar un infarto; el taita Víctor gracias a la medicina tradicional y al yage me curó. Yo vivo muy agradecido de él porque me curó y a mi familia también: curó a mi mamá de una enfermedad que ella tenia en la piel, a mi hermano también lo curó del corazón que lo estaba molestando” dijo a Actualidad Étnica el gobernador muisca.



Como este fueron muchos los testimonios que dan fe del Yage y la medicina tradicional. Muchos enfermos de cáncer se han curado; cuando ya las intervenciones quirúrgicas se vuelven un imperativo muchas personas han encontrado una salida en la Ambi Uaska.



El Yage frente a la sociedad del consumo



Los recientes y constantes agravios contra el Yage, planta sagrada por excelencia, por parte de autoridades militares, medios de comunicación masivos e instituciones del gobierno llevó a los indígenas a sumir una defensa digna de su más sagrado símbolo médico, cultural y espiritual. Como defensores de la vida y la naturaleza los pueblos indígenas no deben amilanarse ante la embestida feroz del “Imperio del consumo”, en su infame tarea de sacarse de paso las formas tradicionales de medicina, alimentación y cultura; porque “la explosión del consumo en el mundo actual mete más ruido que todas las guerras y arma más alboroto que todos los carnavales”, sostiene el destacado historiador y escritor uruguayo Eduardo Galeano.



Los indígenas y muchas personas que han tomado la esencia de esta planta sagrada aseguran que el yage es la otra mirada que contrasta con el mundo occidental o mundo perverso del consumo que tiene como símbolo el dinero y como imperativo usufructuar todo y todo convertirlo en objeto de consumo, incluso el mismo ser humano. Cabe decir que la cultura del Ambi Uaska puede transformar el mundo, pero tal vez no sea este su propósito. Su propósito es más bien transformar vidas, hacer el bien, y hacer que la gente pueda vivir tranquila y libre de enfermedades maléficas, en medio de este convulsionado mundo.



El yage es lo contrario del mundo que aboga por el poder económico y consumista, el yage es la preservación de la naturaleza y la compenetración con ella. Siendo el yage la otra mirada que contrasta con el modelo de pensamiento impuesto por los imperios del capital -que, por cierto, encuentran en la naturaleza un forma de saciar sus ansias lucrativas- ha recibido en los últimos una campaña de desprestigio tal que los medios masivos de comunicación y los gobiernos se han dedicado a satanizar este noble planta con saña y desprecio.



El “imperio del consumo”, mojigato mundo occidental, ha desplegado una campaña de difamación contra las prácticas tradicionales de alimentación y medicina. Sin embargo esto ha llevado a los sabios indígenas a asumir la defensa férrea por la medicina tradicional y de la naturaleza. “Las plantas sagradas como el yage nos enseñan, nos muestran el camino, nos bajan el ego y hacen reflexionar sobre nuestras vidas, pero igualmente nos advierten”, sustenta Fredy Romero Campo Chicangana, antropólogo indígena de la universidad nacional y taita yanacona, sabedor de la cultura del Ambi Uaska.



Esto también les ha generado reflexiones a los indígenas: “la toma de yage no se puede hacer con cualquiera; pero Víctor tiene muchas versiones de la gente, hasta gente del gobierno ha tomado con él, por ejemplo María Emma Mejía. Él asume muy bien su responsabilidad; él primero lo analiza como está uno y así mismo le da la toma. Pero como existen muchos sabedores también hay unos que son irresponsables y que sólo quieren sacarle plata a uno. Y esas personas son las que los perjudican a ellos porque comienzan las malas influencias, malas energías y el desprestigio”, afirmó Antonio Torres.



Para el taita yanacona Fredy Romeiro es un absurdo que se quiera satanizar esta planta sagrada. La última campaña de desprestigio contra el yage se dio porque hace unos días murió una mujer mientras realizaba una toma en Bogotá. Las investigaciones que hemos conocido con respecto a este caso no son muy ilustrativas. Unas versionas dicen que la señora estaba enferma y en ese caso no podía hacerlo, sin embargo el taita Rubén Garreta, quien realizó la toma donde murió la señora ha manifestado que asume la responsabilidad que le concierne, pero que la señora le agradeció hasta el último momento porque ella sentía la necesidad de hacerlo.



Efectivamente los medios de comunicación masivos como Caracol, RCN y otros medios masivos armaron un ruido casi explosivo en torno a este caso, pero guardan un silencio aterrador ante las miles personas que mueren en las EPS por negligencia administrativa en la atención en salud -y en algunos casos por negligencia médica-; ante el cierre desmedido de hospitales y clínicas y recorte de transferencias para este campo el mutismo es total.



Sin embargo los indígenas han prendido la alarma ante charlatanes y personas inescrupulosas que hacen del yage un uso meramente lucrativo y sin tomar las medidas del caso. Un taita responsable y sabedor conversa con las personas antes de realizar la toma y les advierte las precauciones. Por ejemplo el Taita Víctor es enfático en afirmar que una mujer embarazada no debe hacerlo, si una mujer está en su periodo de menstruación no es recomendable que lo haga. Sí una persona padece de una enfermedad grave como cáncer o gastritis debe conversar con el medico tradicional antes de realizar la toma para saber si puede o no tomar yage, entre otros casos.



El antropólogo yanacona sostiene que “unos hechos aislados y en manos de algunos indígenas igualmente aislados, no conectados con sus comunidades o sus autoridades no pueden dar lugar a generalizar y a satanizar una planta y unos conocimientos que merecen el mayor respeto como parte de los conocimientos de nuestros ancianos”.



El investigador indígena demuestra como la misma ciencia ha realizado serios estudios sobre la efectividad del yage y otras plantas sagradas en la cura de graves enfermedades físicas y mentales. “Lamentablemente estamos en un mundo consumista y vacío en donde al país no se lo enseña a pensar sino a repetir y a seguir modelos consumistas que imponen los medios de comunicación”.



La “cultura del consumo, cultura de lo efímero, condena todo al desuso mediático. Todo cambia al ritmo vertiginoso de la moda, puesta al servicio de la necesidad de vender. Las cosas envejecen en un parpadeo, para ser reemplazadas por otras cosas de vida fugaz”, dice Galeano. Sin embargo el yage es larga vida, te hace sentir la vida a plenitud ¡cuántas han gastado su vida entera tras una quimera de fama, poder y prestigio, pasando incluso, sobre la dignidad del otro para conseguirlo! Una suma de ‘vanidad de vanidades’ nos han hecho sentirnos incapaces de realizar nuestro sueños; el yage te abre esas puertas; eso lo dice la mayoría de la gente que ha tomado yage.



Efectivamente en las opiniones que envían los lectores de Actualidad Étnica encontramos muchos testimonios bellos como el siguiente titulado: La planta Sagrada. “Para Aquellos que no han probado la planta les resulta difícil creer en las cosas maravillosas que ella nos enseña, no es una droga alucinógena y al contrario ayuda a aquellos que han tenido estos problemas; cura y sana como he sido testigo, canceres, problemas de la piel y sobre todo del ego y la soberbia... gracias planta, gracias yage, gracias tabaco y gracias cacao sabanero.... viva Colombia y su diversidad étnica y cultural”



Son mensajes muy alentadores para nosotros y para la medicina tradicional. Fredy Romeiro concluye que “nuestras plantas prodigiosas merecen el respeto tanto de los mismos hermanos indígenas como del mestizo. En relación a los indígenas habría que decir que hay que hacer un seguimiento desde las mismas autoridades indígenas para evitar que algunos hermanos caigan en actos o situaciones que no ayudan para nada a la reivindicación de nuestros saberes, pues siempre debemos tener en mente que para nuestras culturas las plantas también son formas de resistencia, de permanencia y dignidad como hijos de culturas milenarias.



“En relación al mestizo hay que decir que hay experiencias novedosas de algunos intelectuales que impulsan estas actividades; con respeto traen taitas a sitios de campo alejados de la ciudad, lo hacen con cariño en esa búsqueda de diálogo e interculturalidad que tanto se reclama en el país. Lastimosamente vuelvo y repito hay otros mestizos que son excelentes charlatanes tienen sus programas radiales legalizados, usurpan y utilizan nuestra música y hasta la forma de hablar de nuestra gente… y que engañan a la gente ofreciendo prosperidad, riqueza sin ningún esfuerzo, a estos con mayor razón hay que comenzar a controlar para que nuestro mundo indígena no se lo siga satanizando como en la época de la conquista”.



Paradójicamente los medios masivos de comunicación guardan silencio ante esta clase de charlatanes y de lo contrario facilitan emisoras y espacios de prensa para estos personajes. Claro que como todo es publicidad y esto le genera recursos, entonces la solución es guardar silencio y de paso se prestan para lograr que se desprestigie la verdadera riqueza de la naturaleza y la medicina tradicional.



Segunda toma



Son las dos y treinta de la mañana, el silencio ha sido profundo y prolongado una mujer llora profundamente y otra ríe afanosamente; son efectos normales del yage. Las personas que atendimos el llamado de la vida: la naturaleza, la amada tierra y el cosmos recibimos nuestra segunda toma. Las tomas se realizan en espacios diferentes, cada determinado tiempo para experimentar ese encuentro personal con la naturaleza. Aquí el taita Víctor ofrece ortiga para quienes voluntariamente deseen hostigarse. “La ortiga sirve para la buena circulación de la sangre”, explicó doña Rosa Helena



Cada fin de semana los Taitas conocedores de las virtudes del Yage convocan a tomas para quienes voluntariamente quieran hacerlo. El pasado fin de semana fue un encuentro especial los cabildos indígenas de Bogotá bajo el direccionamiento del Taita inga Víctor Jacanamijoy realizaron una toma colectiva, que es de la que estamos hablando. Allí estuvieron los Kichwua, Inga, Ambiká-pijao y Muisca de Suba.



Lo que sigue luego de esta segunda toma es sencillamente extraordinario, la vida te da un vuelco total.



Vivirla para contarla



Un joven reportero de Actualidad Étnica vivió la experiencia y recibió la autorización expresa por parte del Taita Víctor para narrarla. Fue un compromiso muy grande que el reportero adquirió porque no es fácil describir la extraordinaria paz que se siente en el momento y días después. El yage te abre las puertas para vivir a plenitud; claro que todo depende ti, el yage es un llamado y de sentirlo así se convierte en un proceso o una forma de vida.



Su majestad el fuego acompaña la noche. En este momento, tres de la mañana, todos estamos chumados, algunos han alcanzado la pinta o visiones que se te revelan, eso es muy difícil que lo logren las personas que lo hacen por primera vez, sin embargo algunos lo logran. El taita Víctor nos recuerda el compromiso que tenemos con la naturaleza, con los árboles, con el agua en fin con todos los organismos vivos y aún por los que no tiene vida pero que hacen parte del universo; los elementales son sagrados toda la creación en sí tiene un valor infinito.



La conversación se vuelve muy amena. El taita Víctor nos recomienda que disfrutemos el momento que si tenemos visiones somos libres de contarlas o no, pero sobre todo nos recomienda calma y constancia. Explicó que enfermedades como la gastritis o ulcera gástrica se producen por la mala disciplina que tenemos para alimentarnos; el afanoso ritmo con que asumimos el día a día nos han quitado el tiempo hasta para comer, la gente come extremedamante rápido y no reposa, no comen a horas adecuadas. Es necesario comer porque los alimentos son vida.



El estrés con que la gente vive en las ciudades es lo que enferma el cuerpo y la mente. El yage te hace sentir que no debes preocuparte demasiado esto te acelera la ulcera y el corazón. Una voz misteriosa empieza a decirte que no debes llenarte de tanta porquería que te ofrece este modelo de pensamiento occidental y este vil mundo del consumo; te dice que debes liberarte de las cargas del alma. Efectivamente cuando tú vomitas sientes que arrojas una cantidad de basura que nos ha hecho creer el mísero mundo capitalista.



El yage te hace sentir que por andar preocupado de las pequeñeces y por andar engreído en tus angustias y negativas te has olvidado de lo principal; te has olvidado de tus sueños, “oiga despierte, mire que la vida es bella solo si se vive a plenitud, si no quieres inscribirte en alguna religión, filosofía o política no lo hagas -eso te lo vendieron, te lo impusieron a ti, sin que lo eligieras, ahora tú puedes elegir-, pero atiendas el llamado de la naturaleza y escúchate a ti mismo, escucha la voz de tu conciencia, regocíjate con lo que estas sintiendo en estos momentos y aplícalo para tu vida. No te preocupes por que vas a llegar cansado al final del camino, si es que llegas, si sigues preocupándote por tonterías no vas a llegar nunca. Recuerda la vida es bella, pero tienes que poner de tu parte”, te dice tu voz interior.



El yage te ayuda a escuchar esas cosas maravillosas. Te recuerda que tienes prioridades por atender, tú mismo; no ves que eres parte de la creación, de la naturaleza: no la destruyas, date cuenta que las multinacionales, la explotación de recursos está acabando con los pajaritos, con miles de especies vegetales y con la paz del campo. Hasta la ciudad no la llenaron de pinos y eucaliptos; ¡dónde están las plantas que producen vida, las flores!; el verde majestuoso de la selva empieza a ser fumigado y destruido, el silencio armonioso del campo no lo cambiaron por ruido de balas y metrallas.



¡Dónde esta tu familia, no tienes tiempo para hablar con la gente!, te dejaste atrapar por el modelo individualista que instituyo la sociedad feudal, la era cristiana, luego la sociedad mercantilista, capitalista y globalizada; ni que hablar del modelo neoliberal que fomentó el consumo desmedida y convirtió la belleza del ser humano en objeto comercial; acaso te dejaste atrapar por este modelo que prostituyó la belleza del cuerpo de la mujer para mostrártela como un objeto de deseo, todo eso te hace ver el yage.



Aquí no ves el mundo de esta manera, aquí tú valoras la mujer y admiras su belleza. Aquí sientes que la naturaleza y la tierra son indispensables para la vida y la subsistencia humana; aquí tú valorar la brisa te dejas acariciar de ella y admiras la creación.



La vida es de certidumbres e incertidumbres, la vida es de asumir retos; eso te enseña el yage y te ayuda a platear tus dudas y te muestra el camino para resolverlas. Aclaramos que esto no es un tratado moralista, sencillamente es la experiencia de una persona que con respeto y sencillez acudió al llamado de la naturaleza y aceptó la invitación del Taita Víctor, lo cual agradecemos intensamente.



Es un llamado a valorar nuestras bosques, nuestras vidas, nuestra amada tierra; un llamado al respeto por la sencillez y el ímpetu de nuestros campesinos, indígenas y en general toda nuestra gente que desde sus virtudes y relación con la naturaleza nos pueden ayudar a construir una nación donde haya espacio para todas y todos, donde vivamos sin herirnos, sin agraviar la vida, ni la dignidad humana, eso seria muy bonito; se puede lograr, solo se necesita voluntad y respeto por las diferencias. ¿De cuál país multicultural estamos hablando?, si excluimos al otro, de qué democracia hablamos si los modelos de educación, modelos de gobierno y las instituciones no abren espacios para la sociedad civil, no aceptan críticas y excluyen a los sectores campesinos sociales, indígenas y afros.



Van a ser las cuatro. El canto de la vida apenas comienza. A esta hora los kichwua, el taita Víctor, los ambiká-pijao y los muiscas inician un canto ceremonial al ritmo de sus propios instrumentos y danzas. Este ceremonial se hace dulce e invita a la reflexión: las canciones se convierten en la expresión sublime de esos pueblos que se resisten y que añoran un camino de esperanza.



Además de alegrarnos y armonizar la noche el canto por la vida se convierte en una expresión de descontento por los agravios de ciertos sectores de la sociedad que han querido subyugar a los indígenas, les han pisoteado su dignidad y les discriminan, eso se puede leer en los rostros alegres de quienes danzaban, pero que también expresaban una mirada de frío y soledad que se va perdiendo en la añoranza. Una mirada que reclama sosiego y paz y respeto.



Cinco de la mañana del nuevo día



Algunas personas duermen, otras conversan la señora Rosa Helena habla con nuestro reportero le cuenta que allí han llegado personas de toda Colombia, de todos los sectores: indígenas, campesinos, académicos, políticos también extranjeros y algunos afrocolombianos. La mayoría de personas lo hacen con respeto. Pero para quienes lo hacen de burla el yage les sienta muy mal, en pocas palabras los noquea: doña Rosa Helena cuenta que cuando hay malas energías como estas personas que lo toman por burla, se vuelve peligroso para los taitas; es un “mal viento” que llaman. Cuando esto sucede los taitas tienen que protegerse mucho porque intenta cogerles el sueño y esto es muy peligroso; también para eso es que se hacen sahumerios frecuentemente.



Es “una experiencia maravillosa, se siente una tranquilidad grandiosa, y despierta una capacidad asombrosa de pensamiento”, son las la primeras palabras de quienes realizan su primer toma de Yage, planta sagrada por excelencia. El ritual finaliza con la comida, porque la comida es vida. Una deliciosa fruta nos recibe al albor del día; papaya, plátano, mandarina. Luego a las ocho una deliciosa tasa de sopa de campo reconforta plenamente el organismo de los asistentes. El taita Víctor explicó que es una sopa de maíz orgánico y es la culminación del ritual porque es la relación directa con los frutos de la tierra y con la misma tierra.



Así cerramos esta visita al reino de la Ambi Uaska, con el testimonio de una de nuestras lectoras: Que bendición haber encontrado esa sagrado yagesito. “estoy muy agradecida con este maravilloso universo y con los seres que han sido instrumentos para conocer el yage ya que por este sagrado elemento mi vida se ha prolongado por que la verdad estaba desahuciada y luchaba con la muerte a cada momento y esto mi liberó, gracias, mil gracias, mil gracias mil”


La antropóloga y socióloga María Elvira Molano quien ha trabajado con comunidades indígenas responde algunas inquietudes sobre la toma del yagé.

1. ¿Qué es el yagé y qué representa para las comunidades indígenas su toma?
La ayahuasca o yagé (banisteriopsis caapi) se utiliza entre las comunidades de la cuenca amazónica. Es una planta alucinógena sagrada que permite la comunicación espiritual con otras esferas del conocimiento y es un elemento esencial de comunicación para las prácticas médicas de algunos pueblos de la Amazonia Occidental. Es llamado "El bejuco del alma", del cual los chamanes hacen uso para tener visiones y conocimientos.

2. ¿Qué preparación requiere una persona que no es indígena para tomar yagé?
Las personas que van a tomar yagé requieren de una dieta especial durante los ocho días anteriores a la toma. No deben comer carnes pesadas, ni grasas, preferiblemente pescado. Comer solo frutas y verduras el día anterior. Tampoco deben tener relaciones sexuales durante esos mismos días.

3. ¿Cómo ve el actual boom sobre el consumo del yagé y cuáles son sus recomendaciones?
El actual boom de las tomas de yagé por parte de las personas de las ciudades me parece extremadamente peligroso e irresponsable, tanto ellas (las personas que toma) como por los indígenas que lo permite y comercializan. La planta del yagé es de uso ceremonial y debe injerirse con fines curativos y no de curiosidad. No es un alucinógeno que produce efectos como pueden ser los ácidos u otras sustancias químicas, es una planta sagrada perteneciente a un entorno y a unas culturas indígenas ancestral y por lo tanto en el caso de requerir una dosis, es preferible hacerlo en un contexto apropiado como es una "maloca" y con una persona de conocimiento, curaca o taita. No es un juego, ni un plan más de fin de semana. Es una práctica curativa y como tal debe respetarse.

Comentarios

Anagrama ha dicho que…
colombia... jo ahora estaran Pepa, Maria etc etc alli con los taitas... tiene q ser toda una experiencia.
Habra q empezar a ahorrar
Anagrama ha dicho que…
Tu serias capaz de contar por escrito la toma?
Yo creo que la segunda no...

Entradas populares