AUTOCULTIVARSE
Además de su significado tibetano, meditar en sánscrito significa «auto-
cultivarse». Esta definición me gusta en especial por las posibilidades
metafóricas que ofrece, ya que se puede comparar, por ejemplo, con la
jardinería o la agricultura. Cuando cultivamos un campo, sacamos la tie-
rra apelmazada que ha estado en barbecho y la removemos con una pala
o con otra herramienta. Añadimos tierra y los nutrientes «nuevos» para
que las semillas germinen y los retoños arraiguen con más facilidad.
Para cultivar la tierra también es necesario arrancar las plantas de la tem-
porada anterior, ocuparse de las malas hierbas que crecen sin que nos
demos cuenta y sacar las piedras que salen a la superficie pasando un
rastrillo.
Las plantas de la temporada anterior representan tus creaciones pa-
sadas derivadas de los pensamientos, acciones y emociones que defi-
nen tu antiguo yo al que te has acostumbrado. Las malas hierbas sim-
bolizan las actitudes arraigadas, ideas o percepciones que tienes sobre
ti que están socavando a nivel subconsciente tus esfuerzos y que no has
advertido por estar demasiado distraído en otras cosas. Y las piedras re-
presentan las numerosas capas de obstáculos y las limitaciones perso-
nales (que con el tiempo salen a la superficie y te impiden crecer). De-
bes ocuparte de todo ello para preparar un espacio en el que plantar un
nuevo jardín en tu mente. Ya que si plantas un jardín o un huerto sin
preparar la tierra, te dará muy poco fruto.
Espero que a estas alturas entiendas que es imposible crear un nue-
vo futuro si sigues arraigado en el pasado. Tienes que limpiar los restos
del antiguo jardín (de la mente) antes de cultivar un nuevo yo al sem-
brar las semillas de nuevos pensamientos, conductas y emociones que
crean una nueva vida.
Otra cosa importante es asegurarte de no hacerlo al tuntún. No se
trata de dejar crecer plantas silvestres que difunden las semillas al azar
y de las que muy pocas fructifican. Autocultivarse consiste en tomar de-
cisiones a conciencia: saber cuándo labrar la tierra, cuándo sembrar,qué plantar, cómo cada una de las plantas escogidas crecerá en armonía
con las otras, cuánta agua y abono necesitan y otros detalles parecidos.
Planear y preparar el terreno es esencial para alcanzar la meta que te
has fijado. Requiere tu «atención plena» diaria.
De igual modo, cuando hablo de alguien que cultiva un tema que le
interesa, me estoy refiriendo a investigar a fondo este campo. Una per-
sona cultivada también es alguien con un caudal de conocimientos y ex-
periencias que ha elegido cuidadosamente a qué quiere exponerse. Nada
de esto es fruto del azar, sino de un continuo esfuerzo.
Cuando cultivas algo estás intentando controlarlo. Y esto es lo que
necesitas cuando cambias cualquier parte de ti. En lugar de dejar que la
vida siga su «curso», intervienes en él y das los pasos para reducir la po-
sibilidad de fracasar. Haces todo este esfuerzo para cosechar frutos.
Cuando cultivas una nueva personalidad mediante la meditación, el gran
fruto que deseas obtener es una realidad nueva.
Crear una mente nueva es como cultivar un jardín. Las manifesta-
ciones que produces en el jardín de tu mente son como las cosechas
que crecen de la tierra. Cuídalo bien.
Deja de ser tu. Joe dispenza.
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