llovia y escampaba kon la misma cadencia ke mis pasos me llevaban a otro charco escondido entre el asfalto, cuando llevo las zapatillas ke me kalan, esos pekeños lagos de la carretera se multiplican, otra eskina doblada, otra cornisa debajo de la cual pasar mas lentamente, pudiendo, realmente, saborear la lluvia, en esos dias ke ni el viento, ni el frio, la hacen desagradable, entro al bar, ese bar donde acabo estas mañanas ke no se muy bien donde voy a acabar, alcanzo la barra y kon mi mejor voz, pido, me muestro timido

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